martes, 19 de abril de 2011

Los demonios de uno mismo

El brillo se extinguió y la estrella murió envolviéndose en llamaradas de tenebroso resplandecer, y de entre sus cristalinas cenizas nació un nuevo guerrero, emergiendo aquella estrella de brillo oscuro extendiendo sus alas de fulgor reencarnado, rugiendo más allá de todo infierno sombrío y paraíso perdido, mostrando sus garras que en cuyo filo descansan los deseos de infinitas batallas, solo una mirada llena de espíritu le ofrece a su ahora…iniciando su camino el nacido fénix del inframundo…

Y brillar…una vez más.

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