sábado, 16 de octubre de 2010

Beso eterno...

"Herencia diabólica"
Una historia hecha por mi, Max Zalce


Quiero compartir una pequeña parte del segundo capitulo de esta historia, que trata sobre la confesion amorosa de los protagonistas, espero sea de su agrado.

Capitulo 2
Confusión, combate y una llave
(fragmento)


—¿Ahora qué hacemos José? —me pregunto Sandra ya más tranquila.
—Pues… —le dije mientras recordaba las palabras de Ash—. Tenemos que encontrar a una tal Maggie Burroughs, dijo que ella podría ayudarnos.
—¿Y cómo vamos a encontrarla?
—Pues…mmmm —comencé a mirar a mi alrededor y pude ver a lo lejos lo que buscaba—. ¡Mira! ¡Allá! —le dije señalando un pueblo cercano.
—¿Crees que ahí la encontraremos?
—No lo sé, pero ahí podemos comenzar a buscarla.
—Entonces vamos —dijo mi hermana comenzando a caminar hacia el pueblo.
—Oye Sandra, espera un minuto —le pedí a Sandra simulando naturalidad.
—¿Si? ¿Qué pasa hermano? —me pregunto girándose hacia mí.
—Se que no es el mejor momento, pero necesito hablar contigo —le dije seriamente.
—¿Sobre qué?
—Sobre…ya sabes… —le dije distraídamente.
—…No, no lo sé… ¿de qué hablas? —me pregunto sin entenderme.
—Hablo de…todo lo que hicimos antes de…dejar a Ash —le dije tímidamente.
—… —ella se quedo mirándome un momento—. Ah, eso…mira José, no creo que sea el mejor momento para discutirlo —dijo tratando de evadir el tema dando media vuelta caminando otra vez hacia el pueblo pero la sujete del brazo y hice que volviera a mirarme—. José, por favor.
—Dime… ¿Por qué me besaste? ¿Por qué lo hiciste?
—¡No me eches toda la culpa! —dijo soltándose bruscamente de mi agarre—. ¡Tú no hiciste nada para detenerme!
—Sandra, no te estoy culpando, solo quiero saber porque…
—… —se quedo callada mirando al suelo—. Yo…yo…es que, yo… —alzo la vista mirándome a los ojos con una expresión nerviosa—. Tenía miedo…
—¿Miedo? —pregunte sin entender.
—Nuestras vidas están en peligro José, siempre lo han estado, y no quería morir sin antes… —se acerco a mi—. Decírtelo…
—¿Decirme que?
—Que te amo José, te amo —dijo eso juntando delicadamente sus labios con los míos.

Al sentir el dulce sabor de sus labios sobre los míos rápidamente correspondí abrazándola por la cintura profundizando el beso y volviéndose un poco más intenso. Sandra rodeo mi cuello con sus brazos comenzando a acariciar mi cabello suavemente con una mano.
Luego de unos momentos nos separamos por la falta de aire, ambos nos miramos a los ojos respirando agitadamente para recuperar aliento, nos quedamos en silencio mirándonos fijamente sin perder nuestras sonrisas:

—José… —dijo rompiendo el silencio— ¿tú me amas?

La sonrisa que tenía en mi rostro se desvaneció al escuchar esa pregunta, poco a poco mi vista fue bajando hasta mirar el suelo a mi alrededor. Me adentre en mis pensamientos haciéndome una pregunta, ¿realmente que sentía yo por mi hermana?, ella es una chica fantástica sin duda, nunca me ha interesado realmente tener novia, por lo que nunca me he juntado con ninguna chica, y para ser honesto, mi hermana siempre fue mi mejor amiga, siempre estaba conmigo cuando estaba triste, y ella me tenía a mi cuando estaba triste.
Para ser honesto nunca la vi como una hermana, sino como una gran amiga, no sé cómo explicarlo pero así es, pero cuando me beso, cuando nos besamos por primera vez, en verdad no solo sentí un gran placer, también sentí una gran felicidad dentro de mí, algo cálido que me hacía sentir a gusto a su lado…desde ese beso no me imagino a mi mismo sin ella en mi vida:

—¿José? —alce la vista para mirarla—. ¿Por qué callas?
—Yo… —no sabía que decirle.
—…No me amas… —dijo bajando la vista—. No me amas como yo a ti ¿verdad?
—Sandra, yo…
—Yo pensé que…realmente… —subió la vista y me vio con ojos cristalinos—. Lo siento, no debí…no debí…soy una estúpida —dijo echándose a correr.

Yo instintivamente corrí tras ella y a los pocos segundos le di alcance dándole un abrazo por la espalda mientras ella intentaba liberarse de mí:

—¡Suéltame! —me grito con voz llorosa—. ¡Déjame ir!
—Yo no he dicho nada Sandra…
—… —no dijo nada, solo se giró hacia mí.
—Sandra…yo…
—José, di que me amas —me dijo mirándome fijamente a los ojos.

Sostuve la mirada con ella durante algunos segundos hasta que poco a poco baje la vista volviendo a recordar nuestro primer beso de hace poco, ella bajo la vista pensando que no diría nada más y dio media vuelta tratando de irse, pero yo la volví a tomar del brazo y la giré hacia mi plantándole un apasionado beso en sus labios que ella correspondió de inmediato. Desde nuestro primer beso me doy cuenta de que aunque siempre intente negarlo, en verdad quiero a Sandra más que como la amiga que estuvo conmigo todos estos años junto a mí.
Poco a poco separe mis labios de los suyos volviendo a mirar sus hermosos ojos, sus mejillas adquirieron color mientras sus labios se volvían una sonrisa de pura felicidad, subí mi mano hasta su rostro y le acaricie una mejilla lentamente mientras yo comenzaba a sonreírle:

—Te amo Sandra —le dije dulcemente.
—Y yo a ti José —lloraba de felicidad—. Para siempre.


2 comentarios:

  1. orale!!!! esta super padre tu hitoria max felicidades

    ResponderEliminar
  2. hola max bueno primero que nada grax por comentar mis poemas jijiji
    y solo queria decirte que esta muy bonita esta historia.
    espero y subas mas historias
    bueno adios y felicidades esta muy bonita
    atte:anaid

    ResponderEliminar